La Enseñanza de una Lengua
De acuerdo con Lomas, Tusón Valls, & Osoro, (1996), el ser humano es biológicamente apto para aprender una lengua, ya sea ésta materna o extranjera, por esta razón es que entendemos la necesidad de realizar un análisis de las normas, destrezas y estrategias que podemos emplear para la enseñanza de un idioma cualquiera que sea el caso.
Al hablar de una “lengua materna”, muchos teóricos hacen referencia a todos aquellos recursos de expresión, comprensión y reflexión que deben emplear los seres humanos respecto a los usos lingüísticos y comunicativos dentro de una sociedad. Así mismo han coincidido en que la enseñanza de una lengua debe fomentar un uso adecuado de los diversos códigos lingüísticos y no lingüísticos, ya sea en situaciones específicas o bien, en diversos contextos, todo depende de su formalización o planificación oral o escrita. (Lomas, Tusón Valls, & Osoro, 1996)
En cuanto a la enseñanza de una lengua extranjera, Ana María Rico (2005), señala que el docente debe fomentar la participación y cooperación de los estudiantes, sobre todo en los niveles más avanzados, a través de una metodología de trabajo basada en diálogos, experiencias o investigaciones de acuerdo al nivel del estudiante. Para ello, esta autora hablaba de 4 puntos:
1) “Vivenciar una experiencia donde se manifieste la diversidad de puntos de vista de dos culturas, ya sea real o simulada, por parte del alumno como miembro de su grupo (…);
2) Describir y analizar esa experiencia, no sólo en el transcurso de la misma y la resolución del conflicto planteado (…) sino las reacciones emocionales
3) Contrastar la experiencia vivida con situaciones de la vida real
4) Evaluar la actividad”
Desde este enfoque, toda forma de aprendizaje y uso de una lengua debe considerar tanto los recursos cognoscitivos como emocionales, así como también las capacidades que el ser humano emplea para lograr una comunicación efectiva con sus pares. Al respecto, en el documento perteneciente a The Council for Cultural Cooperation se encuentra la siguiente cita:
“El uso de la lengua -que incluye el aprendizaje- comprende las acciones que realizan las personas que, como individuos y como agentes sociales, desarrollan una serie de competencias, tanto generales como competencias comunicativas, en particular. Las personas utilizan las competencias que se encuentran a su disposición en distintos contextos y bajo distintas condiciones y restricciones, con el fin de realizar actividades de la lengua…” (Instituto Cervantes, 2002).
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